Ciclo del sueño

Muchos factores intervienen en la preparación del cuerpo para dormirse y despertarse. El cuerpo tiene varios relojes internos, llamados relojes circadianos. Estos por lo general siguen un ritmo repetitivo de 24 horas, llamado ritmo circadiano. Ese ritmo afecta todas las células, tejidos y órganos del cuerpo y su funcionamiento. El reloj circadiano central, ubicado en el cerebro, indica cuándo es momento de ir a dormir. Otros relojes circadianos se encuentran en órganos de todo el cuerpo. Los relojes internos del cuerpo están sincronizados con determinadas señales ambientales. 

Si sigues un horario natural de días y noches, las señales de luz que recibe por los ojos le indican al cerebro que es de día. La zona del cerebro que recibe esas señales, transmite las señales al resto del cuerpo a través del sistema nervioso simpático y del sistema nervioso parasimpático . Eso ayuda al reloj central del cuerpo a estar en sintonía con el día y la noche. La exposición a luz artificial interfiere con ese proceso.

El ciclo de luz y oscuridad influye en la forma en que el cerebro produce y libera una hormona llamada melatonina. La melatonina llega a las células del cuerpo a través del torrente sanguíneo. La cantidad de melatonina presente en el torrente sanguíneo empieza a aumentar por la tarde noche y alcanza un pico temprano a la mañana. Se cree que la melatonina promueve el sueño. En caso de exposición a más luz, por ejemplo, al amanecer, el cuerpo libera otra hormona llamada cortisol. El cortisol prepara al cuerpo naturalmente para despertarse.

La exposición a luz artificial brillante bien entrada la tarde puede alterar ese proceso e impedir que el cerebro libere melatonina. Eso puede llevar a que le cueste más dormirse. Algunos ejemplos de luz artificial brillante son la luz de la pantalla del televisor, de un teléfono inteligente o, incluso, de un despertador muy brillante. Algunas personas usan filtros físicos o software para filtrar parte de la luz azul de esos dispositivos.

TRANSTORNOS DEL SUEÑO

Los síntomas difieren dependiendo de la gravedad y el tipo de trastorno del sueño. También pueden variar cuando los trastornos del sueño son resultado de otra afección. Sin embargo, los síntomas generales de los trastornos del sueño incluyen:

  • dificultad para conciliar el sueño y permanecer dormido
  • fatiga diurna
  • fuerte necesidad de tomar siestas durante el día
  • patrones inusuales de respiración
  • necesidad inusual o desagradable de moverte mientras concilias el sueño
  • movimiento inusual u otras experiencias mientras se duerme
  • cambios involuntarios en tu horario de sueño/vigilia
  • irritabilidad o ansiedad
  • limitación en tu desempeño en el trabajo o la escuela
  • falta de concentración
  • depresión
  • aumento de peso

Para la Nutrición el sueño es muy importante. Porque durante esta fase el cuerpo se regenera, el sistema inmune se estabiliza y en consecuencia mejora su respuesta, se dan patrones de aprendizaje neuronal, y una reorganización de nuestros recuerdos.

El ciclo del sueño se rige por dos procesos básicos: homeostasis y ritmo circadiano. El equilibrio se puede regular con una alimentación estable, una hidratación adecuada y una mejora de los hábitos de vida. La malnutrición desequilibra la homeostasis orgánica y muchos de los procesos que el cuerpo humano necesita para funcionar de forma óptima. Volver al equilibrio permite regular el sueño en todas sus fases y procesos implicados. 

 

 

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